martes, 8 de enero de 2013


     Un día en Aix en Provence

               

Hace un mes, más o menos estuve en Francia, en un pueblo de Marsella, Aix en Provence, un pueblo precioso, por cierto. Allí es todo diferente, la gente come en las calles, no hay crisis, las tiendas están llenas hasta la bandera y hay muchos franceses, eso sí. La comida, bueno, a mí no me gusta, muchas salsas, así que de las pizzas a la hamburguesa y algún dulce y vuelta a empezar. Lo mejor que tienen, es sin duda alguna, los dulces, los pasteles impresionantes pero algo caros.Un duce típico de allí es el Calisson, que es una pasta suave y homogénea, de color amarillo pálido, con aromas a frutas (en especial a melón y naranja) y almendras molidas recubiertas de una capa de caramelo blanco (royal glaze). Tienen una textura como el mazapán. Poseen una forma de rombo y están muy buenos. Pero eso sí son muy caros. Otro dulce muy bueno también, son los Macarons, de colores, rellenos de todo tipo de cremas y ganaches, buenísimos. Yo la verdad que tengo historia con los Macarons. Los he intentado hacer como cuatro veces y las cuatro he fracasado y mi pregunta es ¿por qué?, sigo los pasos de todas y cada una de las recetas que he probado, y cuando los saco del horno, están planos, a mí no me sale la costrita esa que se supone que tiene que salir, ni nada de nada ¡es horrible!. Con lo bonitos que quedan de colores, tan redonditos que parecen sacados de una tienda de regalos. Pues a mí nada, de todas maneras no desisto, los volveré a hacer.




No hay comentarios:

Publicar un comentario