La magdalena (madeleine, en francés) es un postre tradicional de la región de Lorena, en Francia, que se ha extendido por toda Francia, España y por consecuencia Iberoamérica. En su origen, la madeleine, tenía la forma de una concha, que se obtenía cociéndolas al horno en una placa metálica que tiene hoyos en forma de conchas. Hoy en día se hacen en capacitos rizados, en formas redondas o cuadradas.
Quizás las magdalenas sean más conocidas fuera de Francia por su presencia en la novela de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido, en que el narrador recobra la memoria de su infancia después de oler y comer una magdalena mojada en té. Y es que esos recuerdos son los que no se olvidan, los olores de la cocina de una madre, el aroma de un buen pastel, un buen dulce. Mi madre es una buena, muy buena, diría yo, cocinera, pero la verdad es que los postres no se le han dado muy bien, pero lo que si recuerdo al igual que Marcel Proust es el olor a los Pestiños que hacía casi todas las Navidades, todavía recuerdo ese olor a anís, a canela...... Creo que es el único dulce que le he visto hacer a mi madre y también rosquillas, que le salían muy buenas. Espero que todos esos aromas, sabores, texturas, olores se le queden a mi hijo en su memoria y cuando sea mayor, esté donde esté, recuerde que en su casa, su madre hacía cosas ricas, muy ricas y se sienta siempre como en su propia casa. Ahora sí las fotos.
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